martes, 21 de enero de 2014

Gracias a la vida, por darme la oportunidad de estar contigo

 Sindy: 
 Me quedé repentinamente sin palabras, la felicidad me las escondió no sé donde. Agradezco a mis amigas que me quieren mucho y me regalaron un libro para aprender a sacar fotos. Lo leí en el avión antes de llegar a Barcelona, y las imágenes del blog, que me acompañan y los entretienen un rato, son un intento sincero de lograr mejores momentos detrás de mi cámara.
 Me acuerdo cuando el Tuco me heredó su Zenit soviética y que usé, con más entusiasmo que talento, durante toda mi epoca de estudiante. La verdad es que lo mejor que logré hacer, fué revelar las fotos para sacar vida de los momentos capturados en blanco y negro,  momentos revelados pacientemente en el cuarto oscuro artesanal de la casa de mi madre.  Siempre creí que la magia con que aparecen esas imagenes pudiera convertirme a mi también en mago, pero no lograba nunca elegir mejor los momentos y los encuadres.
 Hoy después de estos meses, me convencí que solo tenía que leer un libro entregado con cariño y nostalgia por mis amigos, y tomar ese mismo cariño para retratar un poco lo que voy sintiendo en cada fotografía. Y vaya que me ha dado resultado, por lo menos para mi, han sido las mejores fotos que he tomado jamás.
 Te conocí sin proponerme nada, sinceramente solo quería recorrer un poco de Catalunya sin sentirme tan solo. Estaba en mis planes conocer Sitges uno de esos sábados. Lo tenía en mi lista de cosas por hacer en Noviembre. Y creo que fué uno de los aciertos del destino. Ya era hora que nos tocara un rato a nosotros, a ti y a mi.
 Volví a creer que cuando uno deja de buscar es cuando realmente encuentra. 

Estoy escribiendo el cápitulo de esta novela que empezó en Noviembre del 2013 y que va dibujando el camino mientras recorre ciudades ancestrales, y va entregando postales tuyas con una sonrisa que se ve más hermosa aún detrás del lente de mi cámara. Mis comidas simples y aquellas complejas que disfrutastes tanto, me hicieron recordar cada uno de los domingos en que le cocinaba a mis amigos. Y es esa cotidiana cercanía que tienes, la que me hace feliz en cada abrazo. 

Estoy feliz, estoy sin palabras y solo me queda decir te quiero.