Como reconocemos el lugar de donde somos, pronto tendré que intentar decir "sòc Xilé" (soy chileno), pero la verdad es que no soy.
Te cuentan un cuento de pertenencia desde pequeño, sufres por la roja, amas a tu país y en verdad lo importante es sentirse de alguna parte. Hace algún tiempo me tope con un alumno que decía ser ciudadano del mundo. Cuántas carreteras son eso? Cuántos aviones y cuántas escalas de aeropuerto?
Me enamoré de la carretera cuando me enseñaron a tenerles temor. Historias increíbles de amigos en la mitad de la carretera urbana más grande de México, ni un solo rasguño, un milagro bajarse de esos Escarabajos del 70 en un taco del "periférico" y no morir atropellado. Yo creo que la carretera también nos amaba a nosotros. Nos inventaron un país, y terminamos queriendo por añadidura, y esta historia de querer el lugar donde estás por costumbre, se fue repitiendo con las ciudades. Santiago de Chile me daba alergia, sufría con el smog con una cantidad de mocos que mi abuela se esforzaba inútilmente en sacar de mi nariz congelada. Todos los pueblos del Sur de Chile que conocí, cada uno me hizo sentir como en casa, algunos no tenían carretera, tenías que llegar en bote, mirando la bandera chilena sobre una escuelita en mitad de febrero para orientarte. Luego los muchos viajes entre Llay Llay y Viña del Mar. La gente de trabajo y la gente de relajo, los pacientes, pero principalmente los viajes. Muchos km lanpass de carretera, a veces en bus, otras en auto, de esos que quieres tanto que les pones nombres
y no puedes venderlos. Black, Highlander (aguantó un choque frontal) y Axel.
El director de "Casi Famosos" lo hizo perfecto, cada vez que estando en la carretera te das cuenta que tienes que ir a casa, lo más probable es que ya estés ahí.
Me preguntan de donde soy, dónde está mi casa? Primero: no tengo, estoy de okupa en transición, me siento en transito, igual que disco de Serrat. Nací en La Habana, vivo en Viña y voy de viaje a encontrarme, que duda cabe, mi hogar es el camino... al mar.