Por alguna razón, todos quisimos ser el rebelde. Las señales son miles, hasta Han Solo en una galaxia muy muy lejana tenia su chaqueta de cuero o cazadora, sucia y descuidada, todo lo que nuestras madres nos transmitieron que teníamos que evitar. Y sin embargo, el rebelde siempre se queda con la protagonista. Que chucha! el mas inestable, al que podían matar a cada rato. Ese rebelde con la cazadora sucia, que las dejaba botadas en la orilla, las baja de la moto y sigue solo por el camino zig-zageante, y ella la hermosa protagonista seguía babeando por él. A pesar de todo.
Hay algunos que se compran la chaqueta, pero les falta la actitud. Los identificas rápido porque les queda grande, seguro se la compró la tía buena onda, o peor aún la señora. Les queda grande porque no se sacaron el chaleco polo color pastel al probársela.
Otros se atreven a comprarse una, yo incluido, cuando ser rebelde no te lleva a muchos lugares. Convencido por otros, como podía ser de otra forma. Me fui a la tienda saqué la chaqueta y sonaron las alarmas, pero literalmente, me enteré demasiado rápido que ese clip tipo perro de ropa era en realidad una alarma antirrobo. Pero eso no me detuvo, no fue necesario disculparme, la vendedora (bella por cierto) apagó las alarmas, lo intentó con el color de mi cara con un tranquilo, no pasa nada, siempre pasa lo mismo, pero fue inútil avergonzado busque los probadores.
Y me la compré de mi talla, sigo buscando la actitud. La respuesta está en la más sencilla declaración. ---Nos gusta un poco de inseguridad, tener todo estable es una lata-. Así me confesaron con tanta soltura que ni siquiera necesitaba una cazadora de cuero para convencerme.
-Pero si eres el hombre más lindo del mundo-, léase con voz de ternura máxima sin una pizca de sex symbol, cuando me dijeron eso por primera vez, sabía que hasta ahí no más llegamos, que ese primer amor siempre me vería como un amigo lindo, y nunca como el rebelde que buscaba ser.
Y pasaron los años, mas de los que uno quiere que pasen. y de tanto ser el hombre más lindo, el más tierno, el más preocupado, se me olvidó la cazadora y el rebelde que todos llevamos dentro. Porque aunque no parezca, tenemos un chaqueta de cuero a la medida, esperando por ser usada y desgastada, hasta que se sienta cómoda con nosotros. Me atreví a usarla, casi Into the Wild, "conozco todas las reglas pero las reglas no me conocen a mí" y me siento feliz, todavía no puedo encontrar la sutil indiferencia del rebelde, cuando la encuentre y seas tú la que me invite, podré olvidar la actitud y vivir siendo el rebelde, ese que en el momento preciso muestra su sensibilidad y se deja besar por el destino, y claro se queda con la protagonista.
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