El blog que escribo, me ha servido tanto para saber que están ahí. Es increíble como un like, o simplemente que lo lean, me hace sentir mucho más cerca de casa. Tiene un apartado de estadísticas y ya van más de 2000 visitas, alrededor de 20 entradas, así que son unos 100 amigos, conocidos, familiares y otros, que van recorriendo este camino conmigo.
Establecí una rutina, que incluye trabajar mucho, estudiar otro tanto y ejercicio, mucho ejercicio. Voy al Metropolitan Balmes, esta realmente muy bueno. El deporte esta metido en la cabeza de los Catalanes a fuego, practican mucho, todos hacen deporte de alguna manera. Hacer deporte con ellos me llena la sangre de endorfinas y a la vez vuelvo a mi rutina de Gimnasio, se que no coincidimos por el horario, pero hacemos deporte "casi" juntos. Es la primera mentira que mi cabeza dibuja, estoy a 11.215 km de distancia tratando de sentirme como en casa...
En el hospital me han tratado muy bien, soy parte del grupo, entiendo el catalán perfecto y eso me ha ayudado a integrarme mucho más rápido. trabajamos muy bien, y el esfuerzo de tanto papeleo y pequeñas frustraciones por los escollos burocráticos, que ya superé por cierto, valió la pena. Entro a quirófano todos los días casi siempre de primer ayudante. Mi pasión por la cirugía paga la cuenta de la nostalgia, a veces paga justo, como hoy, pero siento que sigue siendo útil, para mi, estar tan lejos.
Se acabó el verano, de golpe entró un otoño caluroso y húmedo, los días se van acortando y ya es costumbre que vuelva a casa con los últimos rayos de sol.
Hay tormenta eléctrica una o dos veces por semana, se escuchan los truenos y los relámpagos iluminan la ciudad por unos segundos, parece que también hay turistas allá arriba, disparando sus flashs en un cielo de nubes negras amenazantes sobre la ciudad.
Así como nunca use mis lentes oscuros en los días de sol, me he dejado mojar por la lluvia, es una lluvia tibia y a ratos de goterones gruesos y pesados. Me acuerdo de Santiago y el desastre por un par de gotas, me acuerdo de la risa que le provoca eso a la gente del Sur, mientras veo paraguas solo en los turistas, más de alguno será santiaguino.
A veces pienso que es un poco loco, tener esta nostalgia con cara de pena en medio de la ciudad más hermosa en la que he estado. Los extraño tanto como pensé que iba a ocurrir.
Esta nostalgia me hace ver los detalles de la unión de esta tierra. Justo al final del Verano en la fiesta de la Mercé, se realizan los tradicionales Castells, como naipes montados sobre una mesa de gente en la Plaza San Jeume, se suben sobre los hombros los equipos de Castellers, firmes y anchos catalanes en la base, luego los espigados y flacos, arriba las mujeres, luego los adolescentes hombres y mujeres, despues los niños y niñas mayores (imposible no pensar en el Lu y la Elisa) para al final a por lo menos 7 a diez metros sobre las primeras cabezas, trepando como monos pequeños niños con cascos de proteccion para hacer el ultimo pilar y levantar la mano, impresionante. En eso estaba cuando mi camara se fijó en el comienzo de todo, en ese gesto tan humano de entrelazar las manos al cielo y sentirse acompañado y parte del grupo. Dirijiendo al Cielo la ubicación final del ultimo casteller de la cima. Imagino como esos hombres en la base del Castillo, recuerdan cuando eran el pequeño niño de la torre y en el paso de las generaciones aguantan el peso de la historia literalmente sobre sus hombros.


Sobre que historia apoyo este viaje? hablando con la Isa, me contaba que paseaba por Paris, sintiendo el frío de la ciudad y su gente, imagino al tuco soportando el frío de Berlin, me acuerdo de Mexico y Copilco y de comprar tortillas en la entrada para tener en el almuerzo. Te imagino caminando a Algarrobo, aunque no se si será cierto. Imagino a todos mis amigos que cambiaron sus vidas y sus rutinas por encontrar un sitio mejor. Me acuerdo del amor por Valparaiso de Raúl, y suena en mi cabeza Pueblo Blanco de Serrat. Agradezco a la Mau el transmitirnos la historia de los Cavalla Tochetton, y el valor de partir tan lejos. Me acorde de la Rouss, entrenando delfines en el trópico. Ayer hablé con Angel, que haciendo negocios a recorrido el mundo entero.
Yo sé que mis Castellers son firmes en la base, que no me dejarán caer, que se va a mover todo, mientras más meses pasen, y más alto este del suelo, y será como hoy, que los extrañe más que nunca. Pero cuando bajemos todos y nos volvamos a reunir en la Plaza los voy a abrazar tanto que seremos un solo conglomerado, celebrando que vencimos, que estamos juntos y que la distancia nunca importó.