jueves, 28 de noviembre de 2013

La evolución, de peatón a ciclista


Han pasado ya tres meses, el invierno se instaló de porrazo. Se me enfría la nariz al salir, y cada vez hay menos horas de luz natural. Día a día me levanto y me integro a mi trabajo. Vivo como uno más de los muchos extranjeros que trabajamos en el Clinic, pero a la vez estoy muy integrado. Tengo mis lugares favoritos en el corto trayecto camino al hospital. El que más me gusta es el Mercado del Ninot.

Justo antes de entrar por calle Casanova pusieron un enorme contenedor, donde trasladaron el antiguo mercado por reparaciones del anterior, y para poder llegar a las antiguas escaleras de la Facultad de Medicina y por lo tanto al Hospital, tienes que atravesar el universo de colores del mercado. Aquí nadie grita, los puestos son fijos y muy salubres, limpios y con productos frescos. La carnicería y la pescadería estan aquí, mezcladas con la paleta perfecta de las verduras y frutas. También hay dos barras de café y pinchos. Aprendí aquí, muchas preparaciones distintas de aceitunas, los cortes del jamón y otros quesos nuevos. Las verduras son siempre lo mejor, y puedes encontrar lo que no hay en el super a precios bastante más razonables.

Para encontrar los lugares de la ciudad que me gustan tanto como este mercado, les tengo que contar de mi colección de tarjetas. Nunca fuí muy apasionado por coleccionar cosas, mi Bro era el que se desgastaba los dedos para sacar con pinzas y agua caliente , los sellos postales de las cartas que llegaban a Copilco, en Ciudad de México. Yo en cambio, me quedé con las monedas. En una caja de puros, de esas de madera que dicen Montecristo, tenía mis tesoros, heredados en parte de mi abuelo ex-periodista del Clarín, y aumentada con el paso de los años y los múltiples personajes que fueron pasando por nuestra casa. Ahora estoy más bien como los escolares juntando carnet de socio del club de tobi. Mientras más tengo, mejor.

Mi primera tarjeta en Barcelona fue de la biblioteca, que por estos días he visitado menos por el frío, y porque con internet en casa, es poco lo que me obliga a visitarla. La que más agradecí , fue la tarjeta del colegio de médicos, me sirve para trabajar y ademas de identificación, para no andar con el pasaporte italiano a todos lados. Tengo una del hospital, una del gimnasio, un papel ordinario tamaño tarjeta con el NIE, la del banco tipo redcompra, incluso una de descuento de la peluquería, la última que adquirí fue la del centro de escalada en el Clot. Pero la que más he disfrutado hasta ahora es la tarjeta del Bicing.

El sistema de bicicletas del ayuntamiento de Barcelona, se llama así: Bicing. Tienes que ser residente, no sirve para turistas, y se complementa con el metro. Tienes estaciones repartidas por la ciudad donde sacar y dejar las bicicletas, que por supuesto nadie se roba. Con ellas me acerco al gimnasio en el barrio de Gracia, implica pedalear colina arriba, para al volver colina abajo, frenar solo en los semaforos porque el resto es el impulso de bajada. Cuando voy a nadar al barrio de Sagrada Familia voy plano, pero son buenas cuadras pedaleando. Es curioso ser el único mirando hacia adelante, cuando todos los turistas solo miran las enormes columnas siempre en arreglos de la enorme Iglesia. Cruzas entre ellos que se quedan como estatuas de piedra disparando fotos hacia el cielo. Cuando voy al cine en la entrada del barrio del Raval en Gran Via, o en el metro Universitat o cuando me toca de guía turístico y me voy directo al Born, es cuando recorro la ciudad entera. No hay edad, ni vestimenta que te impida subirte a una bici. He visto desde tacos y vestido corto, hasta trajes de lujo y corbata. Los furiosos ciclistas aquí estan a la moda. 


Por supuesto que ya me di un porrazo, salí terminada la primera lluvia, pavimento sucio y una curva muy cerrada justo en la subida de la acera, fueron suficientes para comprarme un pedazo de pavimento. Como el mejor curagüilla dieciochero, levanté mi dignidad estropeada por la tierra, me sacudí el polvo del pantalón, y con la fuerza de 2 copas de cerveza, una porción de patatas bravas y unas olivas. Seguí pedaleando rumbo a casa. 


Ahora que hace frío, y llueve más seguido, tengo menos compañeros en las ciclovías, pero siempre hay alguien dispuesto a mojarse pedaleando. Y como la consigna sigue siendo avanzar, ya me inscribí para una nueva tarjeta: estoy haciendo el curso para la licencia A1. (No le cuenten a la Isa, aunque seguro se va a enterar igual) Un abrazo.



















miércoles, 20 de noviembre de 2013

Querido Tuco


Como estaría de Feliz mi querido viejo, el Tuco, en estos días, sacaría su minuta escrita dos semanas antes de la elección con las predicciones electorales, confirmando que los cuatro emblemáticos dirigentes estudiantiles, salieron electos, que Montes si le ganó a Alvear, que aunque fuera politicamente incorrecto decirlo Michelle no salía en primera vuelta.
Todo eso sería verdad, porque el Tuco, tenía esa capacidad de leer la situación del minuto, y apartar la realidad del día a día para sacar conclusiones. 
Yo no vengo a decirles quien era para eso hay mucho mejores que yo para contarles. 

Yo vengo a decirles que lo extraño, que aprendí a vivir con sus cuentos de la vida, mitad historia real, mitad magia. Decirles que en cada cuento que les cuento, va mucho de lo que él y su generación vivieron: el realismo mágico, a veces brutalmente real, a veces hermosamente mágico. Cada día.
Me lo imagino delgado paseando por los patios del Hotel Nacional en La Habana, para ir empujado por sus amigos a tomar el teléfono de la barra del mismo hotel, podría imaginarme el teléfono negro de disco, marcando el cero con un giro completo, para comunicar con la operadora en un caluroso y humedo día de Marzo de 1975. 
-Con partos del hospital militar?, compañera por favor me informa si nació mi hijo?- 
-Parida de varón, ambos bien, hasta luego compañero-

Me acuerdo del mar en el Golfo de México, jugando estratego sobre un verano eterno, comprando helados de escarcha teñidos con colores imposibles en la plaza de Puerto Vallarta.
Suena en mi recuerdo el sonido de la máquina de escribir, golpeando las hojas blancas ordenadas entre calcos negros que manchaban los dedos, recuerdo ese tamborilleo con un humo denso saliendo de la pieza, haciendo fortificaciones para que no se metiera el "pinche gato" a mear los libros. Muchos libros.

Recuerdo conocer Santiago buscando su nueva dirección, los barrios de Merced, Tenderini cerca del teatro municipal, Los Presidentes, San Miguel y Gran Avenida. Sentir que descubría la ciudad para encontrarlo.
Conocí los poetas, los cuentistas, los novelistas, enterandome de a poco y después de golpe lo importante que eras para mucha gente. Tratar de comprender sin lograrlo, porque nunca escuché "Stop all the clocks", yo lo hubiera entendido.
No entendí tantas otras cosas, pero ahora que no estás, te extraño.
Un año después reviso mis líneas escritas en la red y las vuelvo a transcribir para ti:

Facebook, 26 de Octubre 2012
Te escribo estas líneas tuco, porque tengo la certeza que es lo que querias que yo hiciera en este momento.
Escuchando Aretha Franklin cantando gospel, rodeado de tribulaciones trascendentales y junto a muchos intentos de mejorar el mundo. Viejo luchador, que hiciste historia. Cuando ser politico era un orgullo y la luchas sociales eran de verdad y no de propaganda.

Ahora te estas muriendo, tu llama se apaga. Quedaron todos los que te escucharon con fervor, que desde Chile y otras partes del mundo estan igual que nosotros llorando tu próxima partida.

Dejas nietos, sobrinos, ahijados, discipulos y a nosotros tu familia, que seguiremos como tu siempre decias. Aquí firmes en la Lucha
Te quiero mucho papá.


  Te hubiera encantado Tuco, escuchar a Mujica en las Naciones Unidas, hablar al mundo lo que tu siempre creías. Te contaría que estuve en Toulusse discutiendo por horas si era viable un camino así para el mundo de hoy. Te daría rabia seguramente que Rocco aún no publique tu libro sobre los presidentes de la FECH. Guardo una copia celosamente de un borrador inconcluso. 
Te encantaría saber que estoy bien aunque no pude votar, seguro te emocionarías con la campaña de Haz tu voto volar, un país es más que un territoriohttp://youtu.be/J-VKrOZsW9E
Tus nietos y nietas crecen firmes como arboles, y eso también te pondría feliz.

Se que podríamos conversar de Catalunya y su vía a la Independencia, buscar semejanzas en la via de la revolución popular, y la independencia de los Balcanes, se que te gustaría escuchar mis historias y leer este blog.
Pero ya no estás aquí, y me haces falta.
http://youtu.be/n62hgiQfte4





domingo, 17 de noviembre de 2013

El camino se bifurca. Otoño-Invierno en Barcelona

"Siempre hay un momento en que el camino se bifurca, cada uno toma una dirección pensando que al final los caminos se volverán a unir. Desde tu camino ves a la otra persona cada vez más pequeña. No pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, al final estará ella, pero al final solo ocurre una cosa, llega el puto invierno... Y de repente te das cuenta que todo ha terminado. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes, y justo entonces intentas recordar en qué momento comenzó todo y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas... Mucho antes... y es ahí justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo". 
(Guión de la película 3MSC: Ramón Salazar, Adaptado de Novela Original de Federico Moccia)

  Cuando tenía 16 o 17 años y estaba convencido que la distancia era solo una escusa para olvidar mas fácil. Decidí con mi amigo Juan emprender un viaje imposible, el plan era viajar desde Reñaca hasta el Quisco por una tarde para ver a nuestras respectivas mininovias, durante un fin de semana de escapada. Nosotros estabamos en Reñaca junto al resto del grupo de amigos, en una especie de campamento de scout, ellas en el Quisco en lo mismo con sus amigas.
 
  Despertamos con un amanecer entre cerros, y conseguimos la combinación perfecta de buses que nos llevó a pasear por el litoral ese sábado de Octubre hace muchos años. Caminamos por las calles desiertas de Viña y llegamos a un Quisco fuera de temporada, con calles igual de desiertas y ese inconfundible aroma a mar chileno. Al final de la playa subimos por una quebrada para encontrarnos con ellas, tenían cara de asombro, de promesa cumplida. Llegamos es verdad, pero nuestra presencia ahí era a todas luces inútil, innecesaria e incómoda. Después de una hora decidimos irnos, mas bien nos echaron.

  Caminando de vuelta hacia la playa Juan se adelantó a ver el horario de los buses. Yo me detuve en una casa de verano que si tenía vida, unos pocos globos rojos, azules y morados en la puerta, y una niña de unos 7 años sentada en el primer escalón de la escalera de entrada me quedó mirando tan fijo que sentí la necesidad de saludar. 
-Hola- le dije. 
-Hola , estoy de cumpleaños- me respondió. 
-Feliz cumpleaños!, esos globos son por tu fiesta?- le dije. 
-Si!, te puedo preguntar algo?, si eres un niño, porque usas el pelo largo?- me interrogó tocando su pelo negro azabache.

  Quedé un poco helado y le dije con seguridad por chispas de adolescente que muchas veces trato de recuperar. 
-Cuando estas convencido de lo que eres, puedes hacer lo que quieras? 
  Me despedí con un saludo desde lejos para verla subir las escaleras y desaparecer en la puerta de madera junto a los globos.


  Cuando pierdo el norte me voy lo más rápido que puedo camino a una playa a encontrar el mar, a tratar que las respuestas aparezcan, o probar suerte con el destino y ver si ese mar es un nuevo comienzo. No importa si es La Habana, Playa Virgen, Veracruz, Viña, El Quisco, Barcelona o Sitges. Solo importa volver a empezar.