domingo, 17 de noviembre de 2013

El camino se bifurca. Otoño-Invierno en Barcelona

"Siempre hay un momento en que el camino se bifurca, cada uno toma una dirección pensando que al final los caminos se volverán a unir. Desde tu camino ves a la otra persona cada vez más pequeña. No pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, al final estará ella, pero al final solo ocurre una cosa, llega el puto invierno... Y de repente te das cuenta que todo ha terminado. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes, y justo entonces intentas recordar en qué momento comenzó todo y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas... Mucho antes... y es ahí justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo". 
(Guión de la película 3MSC: Ramón Salazar, Adaptado de Novela Original de Federico Moccia)

  Cuando tenía 16 o 17 años y estaba convencido que la distancia era solo una escusa para olvidar mas fácil. Decidí con mi amigo Juan emprender un viaje imposible, el plan era viajar desde Reñaca hasta el Quisco por una tarde para ver a nuestras respectivas mininovias, durante un fin de semana de escapada. Nosotros estabamos en Reñaca junto al resto del grupo de amigos, en una especie de campamento de scout, ellas en el Quisco en lo mismo con sus amigas.
 
  Despertamos con un amanecer entre cerros, y conseguimos la combinación perfecta de buses que nos llevó a pasear por el litoral ese sábado de Octubre hace muchos años. Caminamos por las calles desiertas de Viña y llegamos a un Quisco fuera de temporada, con calles igual de desiertas y ese inconfundible aroma a mar chileno. Al final de la playa subimos por una quebrada para encontrarnos con ellas, tenían cara de asombro, de promesa cumplida. Llegamos es verdad, pero nuestra presencia ahí era a todas luces inútil, innecesaria e incómoda. Después de una hora decidimos irnos, mas bien nos echaron.

  Caminando de vuelta hacia la playa Juan se adelantó a ver el horario de los buses. Yo me detuve en una casa de verano que si tenía vida, unos pocos globos rojos, azules y morados en la puerta, y una niña de unos 7 años sentada en el primer escalón de la escalera de entrada me quedó mirando tan fijo que sentí la necesidad de saludar. 
-Hola- le dije. 
-Hola , estoy de cumpleaños- me respondió. 
-Feliz cumpleaños!, esos globos son por tu fiesta?- le dije. 
-Si!, te puedo preguntar algo?, si eres un niño, porque usas el pelo largo?- me interrogó tocando su pelo negro azabache.

  Quedé un poco helado y le dije con seguridad por chispas de adolescente que muchas veces trato de recuperar. 
-Cuando estas convencido de lo que eres, puedes hacer lo que quieras? 
  Me despedí con un saludo desde lejos para verla subir las escaleras y desaparecer en la puerta de madera junto a los globos.


  Cuando pierdo el norte me voy lo más rápido que puedo camino a una playa a encontrar el mar, a tratar que las respuestas aparezcan, o probar suerte con el destino y ver si ese mar es un nuevo comienzo. No importa si es La Habana, Playa Virgen, Veracruz, Viña, El Quisco, Barcelona o Sitges. Solo importa volver a empezar. 


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