viernes, 6 de septiembre de 2013

Continuamos... comer en la esquerra l'eixample


Asi se llama mi barrio, Esquerra de l'eixample (a la izquierda del ensanche). llevo ya dos semanas aquí en BCN, y no tengo refrigerador, debiera llegar por estos días, así que me he visto en la "triste" obligación de salir a comer afuera.
Como en esta ciudad hay mucho donde elegir, solo he tenido que caminar algunos pasos, para encontrar variados tipos de tapas. En todos lados se come pan baguete, que cuando es delgada le dicen flauta. Siempre con jamon serrrano, o jamon planchado, o solo acompañando alguna otra tapa. Así que me he recorrido el menú completo. Pulpo, gambas, morcilla, conejo, ternera, tortilla, setas, gazpacho. Y aunque mi amiga nutri, me cuelgue, crema catalana.

Aquí se afanan en ponerle limón a la cocacola, y no existe el concepto del endulzante. El que? lo único que hay es sacarina. Sigo
cuestionándome como lo hacen para ser tan lindas, comen sano es cierto, pero comen mucho pan.
Existen muchos restorantes italianos, donde el risotto es la panacea, perdón la expresión, pero (puta la wea rica). No había tenido oportunidad de comer Paella, pero hace algunas noches, me senté en alguno de estos, se llamaba el Filete Ruso (habían puros argentinos atendiendo) Me ve solo la camarera, y ante mi capenanetu en la carta, me dice en un chileno camuflado, -te sugiero antes que me digas na'a, que te sirvas la paella, esta recien prepara'a- me dijo. La explicación es simple, la paella se hace mínimo para dos, y aunque las mala fama no permita que me crean, sigo solo en esta ciudad.
-Dos preguntas- le dije. -Una: eres chilena?, dos: puedo pedir paella aunque sea yo solo?- le pregunté

-Si cariño, soy de Concepción, y puedes pedirla porque aquellas dos la han pedido hace un rato, y prepararon suficiente- me dijo. En la otra mesa estaban dos francesas o belgas, tomadas de la mano con cara de amor. Solo les faltaba que salieran corazones en vez de burbujas de sus copas de espumante.
Y me comí mi primera paella, deliciosa, suave, seguro que la hicieron con un azafrán de verdad.
Al cabo de algunos días, y producto de mi dieta hipocalórica por 8 meses en Chile, que debo decir, me mantiene aún en 70 kilos. Es que aunque nuevamente no me crean, extrañe el hipocalórico hospitalario, la verdura propiamente tal, esa amalgama de colores brillantes en el plato que daba gusto comer. Le estoy poniendo verdad?, en fin quería pasto, y no fue difícil encontrar.

A solo dos cuadras por la calle semipeatonal D'enric Granados, hay un restorán de un francés que se llama BON, es decir bueno. Aquí se come comida natural, sin aditivos, sin preservantes. Lo "bon" es que si comen carne, es más la ensalada con atún que me comí se llamaba Valparaiso. Pero tb había Wraps integrales con pollo, maravilloso. Tenía tantas ganas de comer que puse mucho en la bandeja, funciona como un autoservicio, sacas lo que quieres, pasas por la caja, pagas, te sirves, dejas tu bandeja y eliminas los residuos, según que sea, en tachos para reciclaje. La verdad es que no me imagino a los franchutes estos haciendo de mosos, como que no les viene con la idea de la comunidad que proyectan hasta por los poros. Bueno, el francés me mira y me dice: -llevas mucha comida, porque no dejas algo y si quedas con hambre, vienes de nuevo por màs-

Hasta en eso son lindos, me ahorraron unos euros, porque no fui capaz de comérmelo todo.
Ahora que ya estoy en el Hospital Clinic, volví a mi querido almuerzo hospitalario, con ensalada de entrada y un segundo que varia de día a día, siempre hay cuatro o cinco opciones (igual que en el fricke, ja). Y justamente hoy había paella.
Cuando prepare mi primera comida, podré inaugurar mis individuales, y los platos de Rossana.
Y espero para ese entonces, tener con quien compartir la mesa.
Una abraçada per tots, soc molt feliç aquí, adeu. 


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